El buen cine (y el otro también)

Con varios de nuestros amigos compartimos un gusto particular por el cine. Entonces nos decidimos a crear este blog para albergar las diversas opiniones. Todos aquellos que quieran escribir algo sobre alguna película, que lo hagan sin prejuicios y sin escrúpulos (como nosotros lo hacemos), agregando comentarios, o a diazjavier@hotmail.com para postear una entrada nueva. No sean cobardes que la vida es corta! Romina y Javier

09 octubre 2006

Secretos del pasado / A Love Song For Bobby Long


Definitivamente New Orleáns debe tener algo mágico, esa atmósfera del sur ancestral que se filtra en las calles y que obnubila los sentidos (recuerdo “Midnight in the Garden of Good and Evil”). Ese entorno que invita al placer de los ojos y los oídos es el escenario de esta película, que acepta esta invitación, y nos hace descubrir su esencia, su infinita cotidianeidad. En este entorno los personajes tratan de reconstruir una vida, cada uno una vida y, sin querer, también la de los otros, pero con la muerte siempre cerca, a algunos pisándole los talones y a otros guiándolos en la búsqueda. Lo más llamativo en esta película visualmente tan rica, con bellísima fotografía y tan bien actuada es lo que no se ve. El calor es casi un personaje más. La atmósfera densa y turbia del calor sureño, con ese hedor rancio a alcohol, sudor, humedad y humo de cigarrillos baratos por momentos agobia, casi se deja sentir. Pero lo más logrado, casi como una obra maestra, es el personaje central, el más pintoresco, el que se encuentra presente en cada escena, afectando la conducta de todos, de todo el vecindario, todo el tiempo. Se la pasa susurrando enigmas, dando pistas y lo más notable es que hace tiempo que no está, sólo se adivina por la memoria de sus amigos, de sus amantes, de su familia, por su lápida y por su música, que como un encantador de serpientes, nos obnubila y por su magia que, como la de New Orleáns, nos enamora. 

1 Comments:

At 11:14 a. m., Anonymous Anónimo said...

Solo recordamos girones del pasado. Girones de lo dicho, no dicho, lo visto, no visto, lo escuchado y lo que no quisimos escuchar….
Girones reales, más girones inventados, deseados, prestados; con todo esto y aquello, trazamos nuestro propio guión.
La joven sabía que su madre era cantante, egoísta y bella. Sólo después de muerta se pudo acercar, abriendo cajas, durmiendo en su cama, usando su vestido preferido, leyendo sus libros.
Girones alucinados y desconocidos convergieron en secretos pasados que se desmenuzaron para dar cuerpo a otro guión.
Perder a una madre para encontrarla, encontrar a un padre para perderlo. Perder a los dos para crecer.

 

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