El buen cine (y el otro también)

Con varios de nuestros amigos compartimos un gusto particular por el cine. Entonces nos decidimos a crear este blog para albergar las diversas opiniones. Todos aquellos que quieran escribir algo sobre alguna película, que lo hagan sin prejuicios y sin escrúpulos (como nosotros lo hacemos), agregando comentarios, o a diazjavier@hotmail.com para postear una entrada nueva. No sean cobardes que la vida es corta! Romina y Javier

16 noviembre 2006

Niños del cielo


La pobreza, la ignorancia, la sumisión, el miedo y la perseverancia son características universales de las clases bajas en toda cultura; necesarias, diría yo, para mantener el estado de las cosas.

En este caso la trama transcurre en Irán, pero podría haber ocurrido en cualquier barrio pobre del suburbio de cualquier gran ciudad, en cualquier país. La historia es simple, muy bien narrada, con climas logrados y actores a los que les creo (sobre todo a los niños). Es una película intimista. No hay paisajes, ni fotografía impactantes, todo parece transcurrir tras una cortina vieja y sin color que tiñe de desesperanza al ambiente y a los personajes, al mundo y a la vida. Sólo recuerdo el maravilloso violeta con amarillo de esos zapatos nuevos (todo un tesoro) y el naranja intenso de los peces sobre el final. Me rememora dos películas, una que vi hace muchísimos años, en la que Coppola juega (aunque mucho más intensa y ostensiblemente) con el gris y que, paradójicamente, termina con peces de colores, hablo de “La ley de la calle”. La otra que vino a mi memoria casi compulsivamente en cada escena, es otra película gris, gris por la angustia. Una que aunque hubiese sido filmada en colores igual sería una película gris. El paralelismo es inevitable: la familia pobre, el padre sin trabajo, el niño que acompaña al padre, la búsqueda, la bicicleta… en fin, casi un plagio si no fuera por la increíble historia de las zapatillas que es generadora de tensión, hilo conductor y excusa perfecta para esta película. El final es esperanzador: el que se esfuerza consigue lo que se propone; al contrario que en “Ladrón de bicicletas” donde la salida parece no existir y donde la desesperación irrumpe como una sensación incontenible, pero al final quien vence es la desesperanza. En este sentido creo que Majid Majidi (el director) está más cerca de Hollygood que de de Sica (que paradoja para un iraní!).
La película es muy buena, aunque personalmente prefiero el final a la italiana. Si la hubiese escrito yo la hubiera titulado “Ladrón de zapatillas”…